S10: Crónica V Araba Rugby Cup

Buenas noches a todo el mundo.

Ya casi recuperado de la euforia del día de ayer, me pongo a escribir, aunque es algo bastante complicado porque hay momentos que no se pueden expresar con palabras, hay que vivirlos para poder contarlos. Aún así voy a intentar plasmaros lo que fue para nuestros pequeños y sus entrenadores su primer viaje de la Escuela de más de dos días. Todo comienza temprano el viernes, salimos todos con nervios y con ganas de llegar, éramos el equipo al completo con los 17 jugadores, el refuerzo de Michel y por delante 8 horas de viaje.

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Ya en el autobús con el carrusel de películas preparadas, los niños se comenzaron a calmar, hicimos las paradas, comieron y el viaje se hizo relativamente corto. Murguía nos esperaba con los brazos abiertos, no hacía frío y el cielo estaba despejado. Bajamos del autobús, recogemos los equipajes y comienza el reparto de habitaciones, los S10 y S12 comparten habitación, 39 niños juntos (¡menudo peligro!) aún así, se portaron bien, supieron superar algunos miedos y dificultades entre ellos, generando una fuerza de grupo y de equipo. Antes de cenar tocaba estirar las piernas, al lado de los alojamientos había un campo verde, rodeados de bosque virgen y con un río, aunque creo que es mejor os lo ilustre 😉

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Llega la cena, nos quedamos un rato hablando los entrenadores con los jugadores, preparándolos para el Torneo y a las 10:30, hora de lavarse los dientes, pijama y se apagan las luces. Aunque nos costó bastante, al cabo de unas horas prácticamente todos estaban dormidos.

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7:30 de la mañana, la armonía de una cacerola impactando con una cuchara de madera provoca los primeros resoplidos, hoy es el primer día de competición. Con la combinación de cosquillas y del estruendo de la cacerola los S10 y S12 llegan a punto a su cita con el desayuno. Hay que preparar las mochilas, que si una media por aquí, una camiseta por allá, los bucales que se pierden debajo de la cama y los nervios por no encontrar las botas. Poco a poco entre todos vamos viendo que no les falte de nada. Subimos al bus, próxima parada Betoño.

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Comienza el torneo contra el Sitges, nuestros vecinos de residencia. Es una escuela parecida a la nuestra, en constante evolución que a base de trabajo están logrando formar equipos muy buenos. El equipo funcionó de forma muy compacta, defensa made in Abelles y con un dominio en el ruck, juego cerrado y supimos transmitir bien a los tres cuartos, que penetraban su línea con ahínco, victoria muy trabajada 2-1. Con la mente puesta ya en El Salvador.

Es que el próximo encuentro no era un partido cualquiera, era EL PARTIDO. El Salvador nos esperaba con menos de un mes del encuentro anterior, habíamos trabajado durante semanas. Aunque había una semifinal de por medio, la mente de los jugadores estaba en la revancha de aquel partido de Boadilla. Un pequeño calentamiento, breves pero directas instrucciones y saltamos a comernos el césped de Betoño. Animados por los papas y mamás, dieron el 101% pero esta vez el partido nos salió de cara, 2-0 y el equipo se viene arriba. Pero el balón pasa a manos de El Salvador, toca defender, apretar el bucal y soportar el dolor, ellos entran con dureza y los nuestros caen como moscas. Un despiste defensivo (el único de todo el encuentro) es aprovechado por su centro, el jugador más fuerte de su equipo que a pesar de los placajes de los nuestros logra posar el oval. Quedan 3 minutos, con lágrimas en los ojos los lesionados que descansan piden entrar al campo porque no quieren abandonar a su equipo, sufrimos, 3 minutos de un despliegue defensivo que desquició al rival. La última jugada resume el partido, su centro rompe nuestra línea, es placado hasta por tres jugadores, cae sobre un jugador nuestro en la zona de ensayo, le quitamos el balón, anulamos la jugada y el árbitro concluye el encuentro. Los jugadores estallan de alegría, esas lágrimas que brotan son de alegría, de orgullo, no hubo suerte alguna, Les Abelles se impuso a una de las mejores escuelas del país y convertía su récord de imbatibilidad en una estadística más, las estadísticas están para romperse y ellos lo demostraron en el campo.

Una vez terminado el encuentro crucial, volvimos a la filosofía del Torneo y empezamos a rotar mucho el equipo, a pesar de las bajas y del cansancio mental y físico nos encontramos al Hernani, un club que vive por su escuela y juega muy bien a la mano. Fue sin duda el rival que más me gustó, con un juego desplegado magnífico que supo aprovechar nuestros errores. 3-0, se quedaron un poco choff por la derrota, pero cuando un equipo te gana jugando bien hay que reconocerlo y aplaudirlo. Una horita de descanso y a por el último partido de la jornada.

Por suerte, nuestros lesionados no han sido graves, no se pierden la final del próximo sábado, algunos se tienen que despedir del Torneo pero no abandonan la expedición y apoyarán a sus amigos en los próximos partidos desde el banquillo. El partido contra el Gaztedi fue un partido diferente, al principio jugamos con poca confianza, pero los abejorros tomaron conciencia de sus posibilidades con el paso de los minutos fue muy positivo ver que hay jugadores que tomaron decisiones y arrastraron al resto a seguir adelante. Más que un buen juego, los peques nos demostraron su fuerza mental. La foto de hermandad de los dos equipos, que espero que nos sigamos viendo muchos años.

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Bueno, estábamos casi todos en esa foto, porque faltaba… ¡Héctor!

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Ya le habían hecho las pruebas y por suerte, sólo le tocará estar unos días con el cabestrillo y será una anécdota más. Una merecida ducha, llega la hora de comer y después con el sol que había esa tarde en Vitoria-Gasteiz daban ganas de darse una buena siesta en el césped.

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Ya por la tarde, tras hablarlo con los jugadores decidimos no dar una vuelta por Vitoria-Gasteiz, pero había que hacer una visita obligada a Murguía y entonces los parques vacíos se llenan de vida, gritos y alegría. A las 21:30 toca la hora de cenar, les esperaba un bocata de lomo con queso más grande que ellos y a regañadientes, se lo comen la gran mayoría. Entonces Ferrán y yo juntamos a los peques para hacer una actividad nocturna, un juego de cartas de lobos y ovejas, en el que todos tenían que argumentar y tomar las decisiones en grupo.

Las ovejas duermen ante la mirada del lobo 😉
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Por su buen comportamiento durante el día, como premio decidimos alargar el juego y fueron los últimos de la Escuela en acostarse, con la condición de irse directos a la cama sin dar problemas. Gustosamente aceptaron su parte del contrato, en 30 minutos ya estaban todos roncando jeje.

A las 7:20, toca despertarse. Esta vez no hicieron falta cacerolas y se levantaron pronto, tocaba recoger el campamento y entonces comienza a sonar por todas partes ¡Richi! ¡Ferrán! ¡Richi! ¡Ferrán! las zapatillas que se esconden debajo de la cama, los sacos que son imposibles de doblar, las camisetas de juego que no aparecen… una sucesión de sucesos paranormales que poco a poco van encontrando su explicación. Desayuno y nos despedimos de Murguía entre una densa niebla, que también nos acompañó en Betoño.

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El primer rival fue La Única de Pamplona. Los pamplonicas son una escuela en formación, que a pesar del resultado mostraron mucho carácter y lucharon hasta el final. El partido fue muy bueno, se abrió mucho el balón y llegaron los ensayos. Felicitar a Dani Aviñó que nos ayudó haciendo su primer ensayo oficial con el equipo, ¡enhorabuena! Ya sólo nos falta Juanjo, que está reservando el suyo para la gran final.

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El segundo rival fue la Universidad de Bilbao, otro club en formación al cual tuvimos que cederle jugadores. Gracias a Iago, Dani Aviñó y Gonzalo que se pasaron al otro equipo se jugó el partido en igualdad de número. Este equipo opuso más resistencia que el anterior, en este partido algunos de los nuestros se transformaron y me sorprendieron para bien, demostrando habilidades que tal vez no habían mostrado durante la temporada ya sea por falta de confianza o de partidos, hay que seguir así 😉

El tercer y último partido del Torneo, fue contra el Sitges B, que presentó su primer equipo con sus rápidos jugadores en los tres cuartos. Partido durísimo como lo fue el del día anterior, los dos equipos desplegaron un magnífico juego en defensa y en el ruck, el balón iba de un lado a otro. El resultado fue de empate a 1 que hacía justicia al juego ofrecido por los equipos, nadie merecía perder un partido así. El último grito del Què som? ya todos medio afónicos, ponía punto y final a un torneo de sobresaliente de nuestros pequeños. A las duchas y a la entrega de trofeos.

Mientras los niños se duchaban, ocurrió otro suceso paranormal, el jamón anoréxico :mrgreen:

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Llegó la entrega de trofeos, los nanos se sentaron en la grada. Roberto Ponce y Pablo Álvarez irán a recoger el trofeo conmemorativo en nombre de la Escuela junto a Jordi Costa. Esta instantánea recoge el momento de la grada coreando ¡Abelles! ¡Abelles! mientras ellos se llevan el recuerdo.

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Esta recortada, si queréis hacerla más grande haced click aquí

Pero el clímax llega cuando se entrega la V Araba Rugby Cup, trofeo que reconoce los méritos de los equipos en el campo y fuera de él. Suena Les Abelles y estalla la alegría, se bloquean las piernas, el corazón late fuerte, por mi cabeza pasan mil cosas, pero una fuerza me empuja a salir a coger el trofeo, toda la Escuela se lanza al escenario y pone broche a un viaje que termina con el mejor final posible.

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Seguramente me deje muchas cosas por decir, el viaje fue muy intenso y ellos se lo pasaron genial. Ferrán y yo seguramente nos lo pasamos mejor aún aunque acabáramos chamuscados por el sol, cansados y sin voz porque estos nanos siempre responden, son entusiastas del rugby y te lo demuestran en el campo y fuera de él, por eso cuando llegas a casa siempre piensas que aún puedes darles algo mejor. Este es el motivo por cual se me ocurrió la bendita locura de ir a este Torneo, un viaje con 3 días de convivencia, es el mejor regalo que les podido dar esta temporada, un proyecto de 3 meses cuidado hasta el último detalle y me han vuelto a responder, por eso llegas a casa el domingo reventado, pero sonríes y ya empiezas a soñar en cómo será el próximo proyecto.

Muchas gracias a todos, a los papás/mamás y familiares de los nanos por venir a animar a los peques y cedernos durante unos días a lo que más queréis en este mundo, a los que no estuvisteis en Vitoria pero animasteis vía Whatsapp, a Álex por confiar en mí, a mis nanos por ser tan ejemplares (¡Ese trofeo no es gratuito, recordadlo!) y a Ferrán mi mano derecha, un apoyo, un amigo y otro entusiasta del rugby al que nunca podré agradecerle lo mucho que ha hecho por mi y los nanos.

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Formaron parte de la expedición a Vitoria-Gasteiz: Juan Pérez, Héctor Domingo, Pablo Roselló, Alejandro Casanova, Arnau De Mas, Nacho Benavent, Dani Costa, Dani Aviñó, Roberto Ponce, Valentín Marielli, Pablo Álvarez, Carmelo Navalón, Dani Catanzaro, Juanjo Ruíz, Gonzalo Pascua, Iago Dasí y César Olmos. En este viaje por primera vez en la temporada hemos tenido máxima asistencia 17 de 17 😀

Un saludo y ya mañana pondré el planning de esta semana, que no quiero alargar mucho el post 😉

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